29 de agosto de 2019

Síndrome del Cuidador Quemado


Afrontémoslo: cuidar es duro. El cuidador se desgasta emocional y físicamente, y eso puede generar rechazo hacia el dependiente. Por tanto es vital que seas consciente de que debes protegerte.


El estrés, la fatiga y el agotamiento se producen como consecuencia de la lucha diaria para cuidar al dependiente, porque a menudo esta tarea genera la sensación de ausencia de control. Todo ello puede desembocar en el llamado “síndrome del cuidador quemado” o burn-out. 

Esta afección se caracteriza por un profundo desgaste emocional y físico de la persona que cuida al dependiente. Si cuidador y dependiente conviven, este desgaste es aún mayor. 

Si el cuidador reprime con mucha frecuencia sus sentimientos y emociones, aumenta la presión que soporta. Esto puede desembocar en actitudes y sentimientos negativos hacia la persona dependiente, además de desmotivación, depresión, angustia, agobio, irritabilidad e incluso violencia. La situación puede sumarse a problemas de otra índole como laboral, económica o legal.

Auto-cuidados del  cuidador:

Para mejorar la calidad de vida de quienes cuidan sería conveniente:

1. Aceptar que el agotamiento puede hacer mella en los cuidados y por tanto generar situaciones violentas. Por eso es recomendable pedir ayuda (a familiares, amigos, profesionales o Grupos de Ayuda Mutua -GAM-). Hay que asumir que uno ha llegado al límite de sus fuerzas si esta situación se produce, sin miedo y sin sentimiento de culpa.

2. El sacrificio total no tiene sentido. Por eso, el cuidador nunca debe olvidarse de sí mismo. Tienes que preocuparse por tu alimentación y procurar realizar ejercicio físico, ya que así se eliminarán las toxinas del cuerpo y se despejará tu mente.

3. Tomarse descansos diarios es muy positivo. Por ejemplo, es bueno reservarte una hora diaria para asuntos propios y un descanso semanal fuera del contacto directo con el dependiente. Hacer planes con amigos y familiares debe ser una prioridad.

4. Debemos aprender a poner límite a las demandas que sean excesivas por parte de la persona a la que se cuida. Hay que saber decir no, sin sentirse culpable por ello. Al igual que es importante manifestar las propias frustraciones, los temores y los resentimientos como vía de escape emocional.

5. Marcarse objetivos a corto plazo que sean factibles a la hora de cuidar. Para eso, hay que planificar las actividades semanales y diarias, estableciendo qué es lo más importante. Una mejor gestión del tiempo te proporcionará mayor sensación de control sobre la situación.

6. Y por último, tanto en beneficio del cuidador como del cuidado, es imprescindible fomentar la autonomía del dependiente. Hay que fomentar que realice todas aquellas actividades que pueda por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.


No olvides que lo que necesitamos es aprender a solucionar nuestros problemas, no a que nos los resuelvan. Y tampoco olvides el lema del GAM AlterAcció: "Si se puede hacer, lo hacemos ya, y si no se puede, tardamos un poco mas".


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